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En Memoria de la Doctora Davida Coady

June 5, 2018

 

Una semana después de celebrar su cumpleaños número 80, Davida y su esposo Tom Gorham, decidieron no continuar el tratamiento contra el cáncer. Davida falleció pacíficamente en el hospicio de Bruns House en Alamo, donde Tom estuvo de vigilia junto a amistades de la pareja.

Davida fundó Options Recovery Services, un innovador centro de tratamiento de adicciones que ha ayudado a más de 10.000 personas a obtener la sobriedad. Tom se convirtió en uno de los primeros clientes del programa después de más de una década de adicción, y ahora es el director ejecutivo.

Al vincular la atención médica práctica con la salud pública, Davida fue de las primeras personas en responder a las crisis humanitarias en Biafra, Bangladesh, Camboya, India y Centroamérica, al igual que dentro de los Estados Unidos. En un resumen de sus memorias publicadas recientemente descubrimos que: “De regreso a los Estados Unidos, Davida construyó la Clínica Familiar de Venecia, California, la clínica gratuita más grande del país; ayudó a César Chávez a establecer un nuevo sistema de salud para trabajadores agrícolas; y marchó junto a Dan Berrigan, Pete Seeger y Martin Sheen” en contra de la Escuela de las Américas.

Davida y su esposo Tom

Antes de ingresar al hospicio, Davida fue atendida en el Centro Médico Sutter Alta Bates Summit, en Oakland. Entre sus visitantes estaba Martin Sheen y su esposa Janet. Desde que el actor y activista fue referido a la Dra. Coady para recibir vacunas antes de viajar a África hace casi cuatro décadas, ambos han colaborado en una amplia gama de esfuerzos de protesta y solidaridad. Sheen terminó sirviendo como presidente honorario de Options y vicepresidente de la Fundación San Carlos, la cual Davida comenzó con el objeto de ayudar a las personas que viven en la pobreza extrema.

En su visita en abril, Sheen le leyó a Davida partes de la memoria que ella escribió, The Greatest Good (disponible en inglés). El libro narra una vida de aventuras llena de logros, desilusiones y una amistad duradera. Sus amigos no se sorprenderán por el enfoque obstinado, la sorprendente generosidad, el juicio incisivo y el humor autodestructivo que se exhiben en sus páginas.

Nacida Davida Elizabeth Taylor en el Hospital Alta Bates el 15 de abril de 1938, Davida fue nombrada por sus padres, David Taylor, un minero del carbón que emigró de Escocia, y Elizabeth Perry, quien creció en el Distrito de la Misión de San Francisco. Hija única, Davida creció en una casa de tres cuartos en Berkeley. La familia asistía a la Iglesia Comunitaria Northbrae, donde el pastor citó el consejo de John Stuart Mill de buscar “el mayor bien para la mayor cantidad de personas”. Davida dijo que esas palabras “se quedaron conmigo… y guiaron toda mi vida adulta”.

De la tapa de The Greatest Good

Davida encontró que las clases universitarias en el Colegio del Pacífico eran más fáciles para ella que la escuela secundaria que había cursado en Berkeley High School. Inspirada por dos médicos que durante el verano dirigían un campamento para tratar la diabetes en el cual Davida trabajó como consejera, ella cambió su carrera de música a pre-medicina. En su último año universitario, Davida hizo su primer viaje fuera de California, un viaje en autobús de campo traviesa para entrevistarse en la facultad de medicina de la Universidad de Columbia en Nueva York. Ella fue admitida, pero al principio batalló y tuvo que repetir el primer año de la carrera. Se graduó en 1965 y fue destacada en la edición del 2016 de la revista de exalumnos por su “carrera dedicada al cuidado de niños desfavorecidos, personas refugiadas, personas con adicciones y otras con problemas de vida”.

Davida se inició como pediatra, pero las especialidades en medicina no eran el enfoque en los países en desarrollo. “Si eres médico”, escribió, “tienes que hacer todo tipo de medicina”. Ella decía que su habilidad como cirujana venía de las clases de costura que tomó a una edad temprana. Un semestre en África y después en Haití y Guatemala intensificaron su compromiso hacia la salud internacional, y la convencieron a obtener una maestría en salud pública de Harvard en 1969.

Mientras cuidaba a las víctimas de la Guerra Civil nigeriana en Biafra, Davida conoció a una estudiante de medicina llamada Patricia Dike. Con las tropas nigerianas acercándose, Davida le prometió a Patricia que si salían con vida, la llevaría a los EE. UU. y le pagaría su estudios. Davida cumplió su palabra y Patricia ahora de desempeña como pediatra en Houston. Ella visitó a Davida dos veces en los meses previos a su muerte.

Después de un par de años en Bangladesh y la India, Davida conoció a un sacerdote católico irlandés llamado Patrick Coady. Él dejó el sacerdocio y se casaron en la iglesia de la infancia de Davida. Pero tanto ella como Patrick bebían mucho y su matrimonio no duró. Después de su divorcio, Davida regresó a la India y trabajó con la Madre Teresa, quien la invitó a convertirse en su directora médica y en monja. Davida consideró ambas opciones, pero decidió que su futuro a largo plazo estaba en otra parte.

En los años 80, Davida se involucró en los esfuerzos para resistir los regímenes represivos en Centroamérica. Entre sus aliados estaba el padre Bill O’Donnell, pastor de la iglesia católica St. Joseph the Worker en Berkeley. El padre O’Donnell fue arrestado unas 250 veces por su activismo de protesta, y Davida unas 50 veces.

Rev. Bill O’Donnell, Davida Coady, M.D., Pete Seeger, Martin Sheen, Dan Berrigan, S.J., John Dear, S.J. protestando en la Escuela de las Américas. Photo: Cortesía de familia de Coady.

En 1981, Davida encontró un libro llamado Donde no hay doctor, una guía de salud sencilla y clara que cualquier persona podría usar: un enfoque a la medicina comunitaria que correspondía con el suyo. Compró docenas de copias para distribuir entre los trabajadores humanitarios y se unió a la junta directiva de la editorial, conocida ahora como Hesperian-Guías de salud.

A lo largo de su vida, Davida luchó contra el alcoholismo, pero en octubre de 1989, mientras estaba en una visita de solidaridad en los Territorios Palestinos, dejó de beber. La sobriedad y la lucha contra el alcoholismo marcaron su vida desde ese momento.

A mediados de los 90, Davida trabajó como pediatra de sala de emergencias en el Children’s Hospital de Oakland. Ella trató a muchas niñas y niños maltratados y notó que “todos los casos de maltrato físico infantil involucran alcohol o drogas.” Así que decidió enfocarse en el tratamiento de la adicción, una idea que salió cuando celebraba su cumpleaños con amigos en 1994. Al día siguiente, ella y un amigo se presentaron en el tribunal de Berkeley y hablaron con uno de los jueces sobre ayudar a referir personas de la cárcel a programas de tratamiento. En poco tiempo, Davida estaba trabajando como consejera de drogas y alcohol para la oficina de Salud Mental de Berkeley. Ese fue el comienzo de lo que se convertiría en Options Recovery Services.

El programa Options amplió su trabajo para incluir el sistema penitenciario de California en el 2006, y a través de los años este programa ha capacitado a cientos de presos para ser consejeros de tratamiento de adicciones certificados por el estado. Para cuando Thomas P. Gorham se presentó en Options, el excamionero llevaba 11 años sin hogar y había acumulado casi 300 arrestos y 47 estadías en la cárcel de Santa Rita. Cuando Davida y Tom se conocieron, una cosa llevó a la otra y en junio del 2002, Carol Brosnahan, la jueza de la Corte Superior del Condado de Alameda que había sentenciado a Tom a varias estancias en la cárcel, organizó un evento muy diferente: El matrimonio de Tom y Davida, presidido por el padre O’Donnell.

En sus memorias, Davida recuerda un momento tierno cuando recibía quimioterapia. Ella se despertó y vio a Tom a su lado y recuerda haber pensado: “Dios, la vida se ha vuelto tan buena”. Al concluir el capítulo titulado “Por qué lo hice todo”, Davida menciona la biografía de Aengus Finucane, un sacerdote irlandés con el que trabajó en África y Asia, que acababa de leer:

“Traté de vivir como Aengus nos dice: ’Haz todo lo que puedas, tan bien como puedas, para todos los que puedas, durante todo el tiempo que puedas’.”

(Este obituario fue publicado por Bill Mitchell en inglés y traducido por Balmore Cruz. Redactado para claridad.)